Hemos visto ya cómo hemos definido el concepto "madre" que vamos a tratar en este trabajo. Hemos dicho también que no nos interesa analizar visiones de la maternidad, sino analizar la función que han tenido las madres como elemento narrativo en las películas de Disney y cómo esa función ha construido el personaje de una manera determinada.
¿Qué consideramos "elemento narrativo"? ¿Cómo pueden ser las madres un elemento narrativo?
En general, un elemento narrativo es un componente de la narración que tiene un papel activo en el curso de la historia, en la cadena de acontecimientos que transcurren en el tiempo y en el espacio y que se vinculan entre sí porque unos son causas y efectos de los otros. Habitualmente, los agentes de la causa y el efecto son los personajes, que están creados para desempeñar un papel causal en la narración. Incluso cuando las causas y los efectos de las narraciones no están originados en los personajes (por ejemplo, un desastre natural), son los deseos y los fines humanos los que condicionan lo que irá ocurriendo. Los personajes sirven para algo, hacen que la historia transcurra de una o de otra manera, que sucedan unas u otras cosas, de una u otra manera.
Los personajes se construyen con unas características que van desde lo más visual a lo más abstracto: actitudes, preferencias, habilidades, impulsos psicológicos, detalles de vestuario, de aspecto físico, comportamiento, lenguaje y discurso, etc. Si pensamos en el cine, los personajes se construyen de una forma más dinámica y lo que les caracteriza es también lo propio del lenguaje cinematográfico: músicas y sonidos, luz y fotografía, movimientos, encuadres, montaje, ritmo, etc.
Estas características se relacionan de alguna manera con la función que los personajes tienen en el relato. En último término, el objetivo esencial de todos los elementos de una narración es que el receptor (oyente, espectador, lector) entre dentro de ella, participe de lo que se narra. En el caso de los personajes, se trata de que el receptor pueda interaccionar con ellos porque le resultan familiares, porque puede identificarlos de alguna manera y eventualmente identificarse con ellos, o con alguno de ellos. Así, los personajes se construyen como figuras que tienen las mismas características y se convierten en estereotipos reconocibles para el espectador: héroes y villanos, antagonistas o protagonistas, acompañantes u obstáculos (Canevacci, 1990). Es decir, con arquetipos.
En este sentido, las madres de una narración responden al imaginario colectivo, y pueden clasificarse de acuerdo a la categorización de Jung: "lo materno"; la mágica autoridad de lo femenino; la sabiduría y la altura espiritual más allá del intelecto; lo bondadoso, protector, sustentador, lo que da crecimiento, fertilidad y alimento; el lugar de la transformación mágica, del renacer; el instinto o impulso que ayuda. Pero también lo secreto, lo oculto, lo sombrío, el abismo, el mundo de los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo que provoca miedo y no permite evasión". Porque según el psicólogo austríaco, "todos los símbolos asociados al arquetipo de "la madre" pueden ser ambivalentes y tener un sentido positivo, favorable, o un sentido negativo y nefasto".
Si trasladamos esta clasificación a soportes como los cuentos infantiles o el cine, pueden aparecernos diversas categorías arquetípicas. Por ejemplo, las madres de los cuentos se han clasificado en: la madre letal, la señora de los animales (o madre de la naturaleza), madre de fuego (a la que el héroe debe superar), la hechicera carcelera, la madre indiferente, la madre envenenadora, la madre como poder del destino, la madre natural (que cuida abraza y protege), la madre sanadora, la madre autotransformadora (la que se renueva siempre) y la madre alquimista (la que transforma al ser humano) (Birkhäuser-Oeri, 2010). Otros autores han señalado que los arquetipos de la madre pueden resumirse en 4: mater amabilis (amorosa, cuidadora, luchadora cuya vida se focaliza en el cuidado de su marido y sus hijos), mater dolorosa (la que sufre), madre castradora (sin ternura, que sólo quiere dominar y controlar), madrastra (la que odia a los hijos que no son suyos), madre sin hijos y la madre del monstruo (Guarinos, 2008, p. 106-108).
Muchas de estas categorías se han asociado a distintos géneros cinematográficos. Por ejemplo, la mater dolorosa es habitual en el drama; las madres letales (madrastra, castradora, sin hijos, madre del monstruo) han sido abundantes en películas de terror como Carrie (Brian de Palma, 1976) o Psicosis (A. Hitchcock, 1960); las mater amabilis aparecen más frecuentemente en la comedia o en el melodrama (E. Martínez-Rodrigo y J. Martínez-Cabeza Jiménez, 2020).
Y por supuesto, todas estas categorías pueden mezclarse. Por ejemplo, es habitual que la madre protectora sea también madre sufridora; o que la madre castradora sea la madrastra o la madre del monstruo (la madre de Norman Bates, por ejemplo, una señora que lo tiene todo, Psicosis). De la misma manera, la madre puede evolucionar, y ser en la misma historia madre castradora, mater amabilis, y madre protectora (como veremos más tarde).
¿Qué ocurre con estas categorías en las películas de Disney?
Lo mismo que en otros géneros cinematográficos. Las madres de Disney sirven para una serie de cosas en sus películas, y para ello se las ha construido como arquetipos reconocibles para sus espectadores porque son arquetipos presentes ya en la cultura de masas.
En el caso de Disney, llama la atención la cantidad de títulos en los que muere la madre del héroe, bien durante la historia, como parte del contexto: la madre no está, y a veces ni siquiera se dice qué ha sido de ella (como en La Bella y la Bestia), o simplemente, no existe, como en el caso de Pinocho. Hay una cierta leyenda urbana que corre por Internet que afirma que tantas madres de las películas de Disney se mueren porque el director se sentía responsable de la muerte accidental de su madre y eso marcó su trabajo (v. https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a6842598/las-razones-de-por-que-las-princesas-disney-no-tienen-madre/).
En realidad, como veremos, el hecho de que se muera la madre del héroe (o de la heroína) tiene una función en el curso de la historia y en la construcción del personaje del "héroe", que tiene sus propios arquetipos.
Sin embargo, en las películas de Disney aparecen muchas madres, y algunas son míticas en la cultura occidental. Con las especificaciones que hemos mencionado en nuestra metodología nos hemos quedado con las siguientes películas (ordenadas de más moderna a más antigua):
- Elemental
- Wish: el poder de los deseos
- Red
- Luca
- Encanto
- Onward
- Bao
- Los increíbles 2
- Coco
- Buscando a Dory
- Vaiana
- Zootrópolis
- Del revés
- El viaje de Arlo
- Frozen
- Brave: indomable
- Enredados
- Tiana y el sapo
- Los increíbles
- Buscando a Nemo
- La Bella y la Bestia
- Pocahontas
- El planeta del tesoro
- Tarzán
- Mulan
- Hércules
- El jorobado de Notre Dame
- El rey león
- Los aristogatos
- 101 dálmatas
- La bella durmiente
- Peter Pan
- Bambi
- Dumbo
Con todas estas consideraciones, y al ver las películas, hemos elaborado una serie de categorías que no son muy diferentes de las que hemos citado más arriba. En ellas encuadraremos a nuestras madres, teniendo en cuenta que muchas de estas categorías se entremezclan, se repiten en el mismo personaje o en algún caso, como veremos, adoptan una configuración particular. Siempre que podamos elegiremos aquella característica más dominante en el personaje. Estas categorías son: madre amorosa, madre sacrificada, madre peleona, madre ausente, madre desvaída y madre terrible.
Las veremos en detalle en el siguiente capítulo.
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