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Conclusiones

 ¿Cuáles son nuestras conclusiones? 

En la filmografía de Disney, las madres son más abundantes de lo que podríamos pensar en un principio. Aunque entrarían dentro de las numerosas figuras femeninas disneyanas, y como tales podrían analizarse desde las perspectivas de las identidades de género, las madres forman un grupo aparte, con características propias. 

Muchas madres de Disney son personajes planos, sin doblez, con poca dimensión más allá de su propia función narrativa. Quizá las que más pliegues pueden presentar son Duquesa de los Aristogatos, Perdita de 101 Dálmatas, Helen Parr de Los Increíbles, malísima Gothel de Enredados, Elinor de Brave, Laurel de Onward y Ming Lee de Red.

Como elemento narrativo, las madres de Disney tienen varias funciones:

  • Desencadenan la acción que dará lugar a la trama: Brave, Buscando a Nemo, Buscando a Dory, Red, Luca.  
  • Construyen el carácter arquetípico del héroe o la heroína como huérfanos que deben afrontar la vida solos: Bambi, Buscando a Nemo, Jorobado de Notre Dame.
  • Ayudan a que el héroe o la heroína tomen conciencia de su diferencia y les ayudan a aceptarla: Tarzán, Frozen.
  • Ponen de manifiesto, por contraste, la maldad de los villanos: Dumbo, El Jorobado de Notre Dame, madre biológica de Rapunzel en Enredados, La Bella Durmiente.
  • Generan efectos emocionales muy intensos para facilitar que los espectadores se identifiquen con los personajes y entren en la narrativa: Bambi, Dumbo, El jorobado de Notre Dame.
  • Acompañan al héroe o a la heroína en su camino, y refuerzan y legitiman sus acciones: Aristogatos, Del Revés, 101 Dálmatas, Red, Brave, Onward, Los Increíbles.
  • Impulsan al héroe o a la heroína para que inicien o continúen su destino, a veces como motivación o a veces como parte activa : El rey león, Onward, Dumbo, la Alcmena de Hércules, El planeta del tesoro, Vaiana, Tiana y el sapo, Zootrópolis.
  • Fuerzan el camino del héroe o la heroína al suponer un obstáculo que éstos deben de salvar para llevar a cabo su destino: Brave, Red, Elemental, Luca, Mulán.
  • Forman parte del contexto vital del héroe o la heroína, como un elemento más de su biografía: Encanto, Coco, El viaje de Arlo, El rey león, la Hera de Hércules, La bella y la bestia, Pocahontas, Peter Pan

De estas funciones se construirán las madres de Disney, con características arquetípicas que hemos agrupado en 6 modelos: madre amorosa, madre terrible, madre ausente, madre desvaída, madre peleona y madre sacrificada. La característica común a todas ellas es el amor, ya que la única "madre" que no es amorosa es porque no es madre de verdad. Desde este punto de vista, para Disney una madre es ante todo una mujer que está al lado de sus hijos e hijas, incluso aunque esté muerta o esté lejos, que todo lo que hace por ellos o con ellos lo hace por su bien, que cuida, protege, se sacrifica por ellos y ellas, que hace su vida más fácil, más cómoda, más segura, que les enseña a comportarse, a ser buenas personas y a cuidarse por sí mismos, que les prepara para ser adultos y adultas, que les consuela, les apoya, les da valor, les anima. En suma, que les quiere incondicionalmente a pesar de todos los pesares.

¿Cómo son materialmente los personajes maternos de Disney? Hay rasgos comunes: son guapas, incluso cuando no se presentan como grandes bellezas; se parecen a sus hijos e hijas; tienen los ojos grandes y largas pestañas; sonríen mucho y tiernamente; no tienen los rasgos muy marcados, sino suaves y redondeados; no aparentan edad salvo por algunos rasgos (pelo gris, ojos un poco hundidos, leves arrugas); no tienen imperfecciones o discapacidades; aunque no todas son altas y esbeltas, cuando son humanas (la Alcmena de Hércules, la madre de Mulán, la madre de los chicos de Onward, la madre de Luca, la madre de Sakina de Wish), todas tienen una figura agradable, compacta; los gestos son por lo general dulces, afectuosos, agradables y neutros: hay pocos enfados y pocos momentos de furia que desfiguren los trazos de la cara. En cuanto a los movimientos, todas son de movimiento ágil, aunque es cierto que se advierte en el tiempo una tendencia a que los movimientos sean más dinámicos, mas vivos, y menos dulces, elegantes o sinuosos. De la misma manera, las madres más modernas son menos elegantes y más vivas, más fuertes y activas. 

¿Qué cosas hacen las madres de Disney? Dan de comer, limpian a sus hijos e hijas y la casa en la que éstos viven les visten, les ponen guapos y guapas, les abrazan, les besan, les acunan, les cantan, les corrigen los modales, les enseñan, les acompañan, les escuchan, les comprenden, les secan las lágrimas, se pegan, matan y se mueren por ellos y ellas, les animan, les dicen siempre que son guapos, guapas, listos y listas, fuertes y valientes. Y como dice Wendy en Peter Pan, una madre es quien le cuenta cuentos a los niños.  (“una madre es una persona que te quiere, que se preocupa por ti, que te cuenta cuentos…” Peter Pan, 14:23)

¿Qué carácter tienen las madres de Disney? Ante todo y sobre todo, son cariñosas; buenas; honradas; sinceras; valientes; orgullosas; dignas; amables; educadas; conscientes de su propia valía; trabajadoras (incluso Duquesa hace lo que tiene que hacer sin quejarse); responsables; muchas son o tradicionales (la madre de Mulán, la madre del Rey León o la madre de Red) o defienden el valor de ser fiel a sus raíces y a sus ancestros (la madre de Mérida en Brave, la de Miguel en Coco, la de Candela en Elemental); generosas; protectoras.

¿Qué valores defienden las madres de Disney? 

Todas ellas, incluso las más modernas, defienden el valor de la familia. A la familia se la quiere, se la respeta, se la defiende, se la guarda en la memoria.  Por supuesto, hacen una construcción moral de lo que debe ser una madre: 

  • Una madre debe ser ante todo y sobre todo amorosa. Incluso si hace algo que no le gusta a su hijo o hija, si hace algo de lo que luego se arrepiente, o si hace llorar o huir a su hijo a hija, todo lo hace por amor absoluto e incondicional, por su bien.
  • Una madre debe ser generosa. Antepone las necesidades de su hijo o hija a las suyas, y si comete un error, lo reconoce y se disculpa. Lo da todo por sus hijos e hijas, hasta la vida si es necesario.
  • Una madre debe enseñar la moral y las reglas básicas de comportamiento a sus hijos e hijas: a ser amable, a cumplir con su deber, a comer, a vestirse, a ser educado, a acabar lo que empiezan, a respetar a los demás, etc.
  • Una madre debe estar siempre al lado de su hijo, físicamente si es posible.
  • Una madre debe apoyar siempre a su hijo e hija. Incluso aunque intente desviarle de su camino por considerar que está equivocado o equivocada, confiará en él o ella y le deseará lo mejor.
  • Una madre nunca debe despreciar a su hijo o hija, ni criticarle aunque juzgue que se está equivocando.  

Al final, las madres de Disney defienden valores muy tradicionales: la familia, el deber, el valor frente a la adversidad, la confianza en sí mismo pero sin arrogancia y las relaciones con los otros basadas en el respeto, el afecto y la honestidad.

Desde la primera película de Disney (Blancanieves, 1937), hasta la última (Wish, 2023),  la vida de las mujeres (y de las madres) y los estereotipos femeninos (y sobre la maternidad) han cambiado mucho. ¿Reflejan las madres de Disney esta evolución?

Varios trabajos sobre los estereotipos femeninos y la mirada de género dividen las producciones de Disney en tres etapas atendiendo a la construcción de los personajes femeninos: del inicio hasta los años 80, con personajes femeninos sumisos, pasivos y complacientes; otra entre los años 1980 y los 2000, en la que los personajes femeninos van haciéndose más fuertes, dinámicos y activos; y una tercera desde el 2000 hasta ahora en la que las mujeres de Disney han adoptado decididamente roles antes limitados al mundo masculino. ¿Podemos extrapolar esta división a los arquetipos maternos? Sí, pero las madres siguen siendo mujeres que tienen hijos o hijas, y a partir de ahí definen su visión del mundo, aunque, como Helen Parr en Los Increíbles, echen de menos su vida sin hijos y se sientan culpables por ello. De ninguna manera se presentan conflictos internos que los hijos y la maternidad suscitan en muchas mujeres (o quizá en todas) y que otros géneros cinematográficos plantean (Babadook, Tully o Tenemos que hablar de Kevin, por ejemplo). Al fin y al cabo, el principal espectador de las películas de Disney siguen siendo los niños, y la política conservadora de la Compañía no permite que la realidad a veces arruine una buena ficción.

Al hilo de esta idea, querríamos rematar comentando un cortometraje que se estrenó en 2018, dirigido por la misma directora de Red: Bao.

En el cortometraje Bao de 2018 dirigido por Domee Shi, se nos presenta una construcción de la madre con todas sus aristas y sus curvas. La historia nos conduce a través de lo que supone la crianza de un hijo, la preocupación por protegerlo y es el primer metraje de Disney en el que se nos muestra claramente el miedo que una madre puede sentir al tener que aceptar que tarde o temprano perderá a su hijo y las reacciones que eso desencadena.

El cortometraje empieza con una mujer que no es joven, con un aspecto realista para su edad: bajita, redondeada, con líneas de expresión bajo los ojos, con el pelo corto. Esta mujer está cocinando baos, una comida típica china, con cuidado y dedicación, para cenarlos con su marido (con el que no hay ninguna interacción). De pronto muerde uno y éste adquiere rasgos humanos (cara, cuerpo y extremidades). La mujer lo deja caer y lo mira sorprendida, lo toma entre sus manos y lo mira con emoción para acabar abrazándolo (Bao, 1:05-1.40). Esto representa cómo una madre “hace” a su hijo con amor y cariño y cómo reacciona ante su aparición, primero sorprendida y después emocionada. Desde el minuto 1:41 hasta el minuto 2:34,  se nos muestra una secuencia de actividades que hace la madre junto con el hijo: la madre se preocupa por él, él se cae y ella le cura, le mide para ir viendo cómo crece, van a la compra, comparten unos bollos, hacen deporte, ella le consuela cuando se hace daño y le cuida y él poco a poco va creciendo. En el minuto 2.37, se ve cómo al hijo le empiezan a interesar cosas nuevas (jugar a la pelota, salir con amigos) y la relación entre madre e hijo empieza a cambiar. Los dos empiezan a distanciarse: la madre se siente abandonada y él quiere tener más independencia, y como su madre no le deja por miedo a que le pase algo, se enfada y se aísla de ella. Siguiendo la metáfora que se nos propone al comparar al hijo con un bao, se nos da a entender que ella ve a su hijo muy indefenso y frágil ante el mundo. Finalmente el “pequeño Bao” aparece en casa para presentarle a su prometida (4:00). La primera reacción de la madre es de sorpresa: se queda enmudecida y sin saber qué hacer. De pronto entiende que su hijo ha ido a despedirse de ella para iniciar una nueva vida cuando el hijo le da un abrazo a su madre y se dispone a marcharse (4:32). Ella habla con él e intenta convencerle de que se quede a su lado (minuto 4.36), pero el chico insiste en marcharse. Entonces su madre le cierra la puerta y le impide el paso, discuten, y ella, en un arrebato de ira y desesperación, al ver que no puede hacer nada para impedir que su hijo se marche de casa, lo agarra y lo devora (5:01). Tras esto, la madre se desploma, arrepentida, y comienza a llorar. Todo a su alrededor se empieza a difuminar para dejar paso a la desesperación, a la pena, a la soledad y al miedo de la madre. No es hasta el minuto 5.34 cuando el hijo regresa para reconciliarse con su madre, y entonces comprendemos que lo del bao ha sido un sueño de la madre: el hijo es una persona de verdad. La madre se siente aún dolida, pero finalmente, se sientan juntos, hablan y comienzan a llorar. A partir del minuto 6.48, vemos cómo ya están cocinando juntos, la madre, el hijo y la prometida de éste. De esta forma se nos da a entender que la madre ya ha aceptado que su hijo debe tomar su propio camino y que eso no tiene por qué separarles.


Por primera vez, Disney nos presenta a una madre que es la verdadera heroína de la historia, el personaje que lleva a cabo su propio "viaje iniciático" desde la maternidad. No sólo ejemplifica lo que "debe" ser una madre (que lo hace: alimenta, cuida, protege, ama, consuela, etc.), sino que también se atreve a mostrar el lado "oscuro" de ser madre: la emoción por el hijo es también ansiedad; el miedo a la soledad; la consideración del hijo como un objeto de su propiedad; y el enfado poco generoso que lleva a lo impensable, a comerse a su hijo para que ya nunca pueda alejarse de si: el control total y supremo. Y con todos estos sentimientos dolorosos y angustiosos, viene la culpa: las madres, las verdaderas madres, no son así.

Al final el hijo no es un bao: ella acepta que como persona independiente debe vivir su vida, y que ella puede formar parte de esa vida de adulto de otra manera. Y es lo que decide hacer, para felicidad de todos los implicados.


Quizá esta visión más realista tiene que ver con el hecho de que una mujer sea la directora de este cortometraje. No lo sabemos, pero podría quedar como semilla para una futura investigación. ¿Cambia la mirada sobre las mujeres, y sobre las madres, cuando la que cuenta la historia es una mujer?




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